domingo, 22 de julio de 2018

TODAS LAS EMOCIONES SON IMPORTANTES


Según el libro “El emocionómetro del inspector Drilo”, de Susana Isern, las EMOCIONES son una parte muy importante y necesaria de nuestra vida. Gracias a ellas nos preparamos para hacer frente a las diferentes circunstancias que van surgiendo en nuestro día a día.


Las emociones nos pueden ayudar a resolver un problema, a evitar una situación peligrosa, a pedir ayuda o a motivarnos para enfrentarnos a una situación nueva.

Así pues, las emociones pueden contribuir a mejorar cómo nos relacionamos con lo que nos rodea y con nosotros mismos.

Cuando las emociones fluyen de una forma adecuada todo funciona a la perfección. El problema llega cuando las emociones nos juegan “una mala pasada”. Eso puede suceder cuando aparecen en una situación inadecuada, cuando son muy intensas o duran demasiado.

Para eso es muy útil ejercitar la INTELIGENCIA EMOCIONAL desde edades tempranas, para adquirir las habilidades necesarias que nos ayuden a entender nuestras emociones.


EMOCIONES POSITIVAS Y EMOCIONES NEGATIVAS

Si nos preguntaran cuáles son emociones positivas y cuáles son emociones negativas, probablemente todos estaríamos de acuerdo en la siguiente clasificación:

-Positivas: alegría, amor y sorpresa (cuando esta es agradable).

-Negativas: tristeza, enfado, miedo, envidia, celos, vergüenza, asco y sorpresa (cuando esta es desagradable).

¿Tú qué opinas? ¿Estás de acuerdo?

Está claro que las emociones que hemos puesto en la lista de “positivas” son aquellas que nos hacen sentir bien, aquellas que tenemos ganas de disfrutar y de compartir.

Las que hemos puesto en la lista de “negativas” son aquellas que en un principio nos hacen sentir mal y que nos gustaría evitar.

Pero… ¡OJO! ¿Sería adecuado estar siempre alegres? ¿Sería adecuado no tener miedo nunca?

La respuesta en NO…

Hay ocasiones en las que estar contento sería inadecuado. Por ejemplo, si perdemos algo importante para nosotros, lo natural es que nos sintamos tristes y sería raro estar alegres.

Por otro lado, las emociones que hemos clasificado como negativas, muchas veces son útiles y necesarias. Por ejemplo, el miedo nos protege de situaciones que pueden ser peligrosas, como acercar la mano a un panal de abejas.

Dice la autora del libro: Imaginemos que estamos preparando un bizcocho. Cogemos los ingredientes necesarios y todos, con sus medidas adecuadas, darán como resultado un delicioso bizcocho. Dentro de un margen podemos variar un poco las cantidades según los gustos de cada uno, pero si nos excedemos tanto por mucho como por poco, estropearemos la receta.

Las emociones son como los ingredientes del bizcocho, en su justa medida y dentro de un margen, pueden ser adecuadas y útiles para que todo fluya con armonía.

En definitiva, todas las emociones pueden resultar “positivas” para nosotros dependiendo de la situación y con una intensidad proporcionada. Así, por ejemplo: la tristeza puede empujarnos a pedir ayuda; el enfado puede ayudarnos a exigir algo que creemos justo; el miedo puede protegernos de una situación peligrosa; los celos pueden hacernos valorar a las personas queridas para que las cuidemos; la envidia puede ayudarnos a mejorar o a cuidarnos; la vergüenza impide que actuemos fuera de lugar en ciertas situaciones concretas; el asco puede protegernos de un alimento en mal estado; la sorpresa puede advertirnos y hacernos reaccionar ante un peligro inminente.

También todas pueden resultar “negativas”, inadecuadas y dañinas. Cuando son desmedidas y suceden en una situación donde no encajan bien. Cuando se alargan demasiado en el tiempo o son excesivamente intensas.

El objetivo debe ser regular las emociones teniendo en cuenta el bienestar propio, sin olvidar el de los demás.


En la misma línea nos habla la psicóloga Silvia Russek en su blog "Crecimiento y bienestar personal": las emociones y los sentimientos no deben ser considerados ni buenos ni malos, ni positivos ni negativos, sino adecuados o inadecuados, dependiendo del momento en el que surgen, de su intensidad y de la manera en que nos afectan.

Para que los niños dejen de ver algunas emociones como negativas, repartimos este cartel que les hace ver los beneficios de algunas de ellas. Está sacado de pinterest (www.fidesweb.us)


Después trabajamos con los niños el cartel, poniendo ejemplos de diversas situaciones.

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