En nuestra sesión de relajación, hoy nos sentamos en círculo en nuestro Aula Zen y vamos a imaginarnos que nuestra columna vertebral es de hierro y tensamos todo lo que podemos, con nuestra espalda bien derecha.
Después, imaginamos que nuestra columna vertebral es de goma y destensamos, nos relajamos, nos dejamos caer hacia adelante, pensando que nuestro cuerpo es blandito y no pesa.
Repetimos el ejercicio varias veces.
Este ejercicio lo hemos tomado del libro "EDUCANDO NIÑOS FELICES. Cómo introducir la inteligencia emocional en la vida de tus hijos", escrito por Belén Piñeiro, "Maestra de corazón.
Aprovechamos para hacer la relajación: nuestro cuerpo es blandito, no tiene fuerza, nos dejamos caer y nos tumbamos.
Pensamos que nuestro cuerpo es tan blandito, tan suave, que parece de algodón. Mis pies son blanditos, mis piernas son blanditas, ... vamos relajando todas las partes de nuestro cuerpo.
Cuando terminamos de relajar todo el cuerpo, sopla el viento y nos levanta, nos eleva por el cielo como si fuéramos una nube y, desde arriba, podemos verlo todo. Miramos hacia abajo y nos vemos a nosotros mismos en el patio de recreo, jugando con nuestros amigos. Somos felices, nos divertimos.
Les dejo pensar un ratito con esa sensación, mientras de fondo suena una música relajante.
Después se van desperezando, levantando poco a poco y realizamos unos ejercicios de estiramiento.
Terminamos la sesión con una puesta en común de lo que han sentido y lo que más les ha gustado.
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