viernes, 18 de enero de 2019

"BOTE DE PROPÓSITOS". Autoestima, motivación, confianza en uno mismo.


Patricia Ramírez, en su libro “Estrena optimismo” dice:

“El pensamiento es determinante. Nos guía, nos enfoca, nos hace sentir. ¿Pensamiento ganador o pensamiento perdedor? Hay personas que antes de salir a competir, a una entrevista, a una cita, a vivir, ya han perdido. Salen derrotados porque sus palabras, su autohabla es derrotista, dubitativa, poco alentadora. Por el contrario, el pensamiento ganador no te asegura la victoria o el éxito, pero sí aumenta la probabilidad de conseguirlo. ¿Por qué? Porque cuando te hablas en términos exitosos, positivos, con fuerza, tu mente y tu cuerpo se convencen de tus palabras. Se creen lo que te estás diciendo y actúan con coherencia. 

El pensamiento ganador se basa en cuatro convicciones: 

1. Sí es posible. Cuando dices esto, decides apostar, tienes fe en conseguir una meta. 

2. Tengo con qué. Existen unas ganas, un talento, una motivación. 

3. Lo voy a lograr. Por encima de todo está tu convicción, verbalizar en positivo. 

4. Tengo el control. Lo que diferencia a un ganador de un perdedor es que el ganador sabe que las cosas dependen de él. Somos los dueños de nuestras circunstancias y buscamos soluciones.” 


Yo estoy convencida de la eficacia del refuerzo positivo. Hay que motivar a los alumnos para conseguir los objetivos propuestos. Que ellos mismos manejen el “autohabla” del que nos habla la autora del libro: creo en mí, es posible, soy capaz, ¡vamos, lo voy a conseguir!... 

Para materializar este pensamiento, podemos poner en la clase un “bote de propósitos”.



Cada alumno escribirá en un papel algo que desee conseguir y que le cueste un poco de trabajo y lo introducirá en el bote, poniendo su nombre.




Apreder a restar con llevadas, mejorar la letra, 


hacer los deberes todos los días, no insultar, ser más rápido haciendo los ejercicios,...


Introducimos todos nuestros propósitos en el bote y, trabajaremos para conseguirlo. ¡Nosotros podemos!


Al final de cada mes, sacaremos los mensajes escritos y comprobaremos si están conseguidos o no. Si está conseguido, lo cambiará por otro propósito. Si no es así, se  introducirá de nuevo en el bote y se volverá a revisará a finales del próximo mes.

Todos los propósitos que se vayan consiguiendo se irán pegando en un cartel de “Logros conseguidos”.

jueves, 10 de enero de 2019

"SOLO RESPIRA". Vídeo para ayudar a gestionar las emociones. BOTE DE LA CALMA

Cuando estés nervioso, enfadado, angustiado, estresado, respira. La respiración consciente es una técnica de relajación y es la base de la que parte el mindfulness.

Hay un corto que nos explica de una manera muy clara cómo funciona nuestro cerebro cuando estamos alterados y nos da una solución para controlar nuestras emociones.

Se trata del vídeo "Solo respira" de Julie Bayer Salzman y Josh Salzman. La inspiración para realizarlo les vino tras escuchar a su hijo de 5 años hablando con sus amigos acerca de cómo las emociones afectan diferentes áreas del cerebro y cómo calmarse tomando unas respiraciones profundas.


Para los más pequeños hay que leérselo, porque está en inglés, con subtítulos en castellano.

En él compara nuestro cerebro con el bote de la calma de la metodología Motessori.


Cuando estamos alterados nuestro cerebro funciona igual que si agitamos el bote, toda la purpurina está revuelta. Según vamos respirando, nos vamos calmando y dejamos de tener ese lío en el cerebro, como cuando la purpurina del bote va bajando lentamente y acumulándose en el fondo.


En nuestra sesión de relajación hemos visto el vídeo, asegurándonos de que lo entienden bien y hemos realizado unos ejercicios físicos con los niños con el fin de imitar un cuerpo alterado, para que notaran claramente la agitación de su corazón. Después nos hemos sentado, hemos cogido un bote de la calma, lo hemos agitado y nos hemos quedado mirándolo fijamente mientras realizábamos nuestras respiraciones conscientes lentamente.


Ahora nuestro cuerpo está relajado y la purpurina del bote ha bajado.

Los niños han visto de una manera gráfica cómo funcionamos por dentro. Y han comprendido que la respiración es una buena manera de gestionar nuestras emociones.