Continuamos con nuestro empeño de introducir a los alumnos en el mindfulness, con el fin de conseguir prestar una mayor atención a lo que estamos haciendo en cada momento. En esta ocasión vamos a trabajar "El cuento y juego de los girasoles", de Gemma Sánchez. Gracias Gemma, por dejarnos estos vídeos tan estupendos para trabajar con los niños.
Después de ver el vídeo, nos tumbamos boca arriba con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo y cerramos los ojos.
Nuestra clase huele a lilas y una luz tenue de colores proveniente de una lámpara preparan el ambiente idóneo para una relajación.
Imaginamos que somos girasoles, nuestros pies son las raíces y se hunden en la tierra profundamente para coger el agua y el alimento. Metemos bien las piernas en la tierra para que cuando vengan el aire y la lluvia no nos puedan llevar. Nuestro cuerpo es el tallo de la flor, nuestros brazos las hojas. Nuestra cabeza es el girasol que mira al sol. Estamos muy bien sintiendo la humedad de la tierra en la mitad de nuestro cuerpo y el calor del sol en la otra mitad. Siento que en mi cabeza van creciendo las pipas, una a una, y me hace cosquillitas. ¡Qué a gusto estoy mirando al sol! pero tengo mucho cuidado de no quemarme.
Las pipas siguen creciendo en mi cabeza y me pesa, pero pronto viene el agricultor y se lleva todas mis pipas. Yo me quedo tranquilo y relajado. Me fijo en mi respiración, cómo mi barriguita sube y baja según entra o sale el aire. Y espero tranquilo hasta el año que viene, cuando se acerque el calor del verano y vuelva a nacer.
Voy poniendo una música de fondo: el Adagio del concierto para oboe y orquesta de Alessandro Marcello. Les dejo un ratito disfrutando el momento.
Después vamos moviendo poco a poco las partes del cuerpo y nos ponemos en cuclillas. Vamos levantando el cuerpo y los brazos hasta quedarnos con los brazos abiertos, esperando la luz del sol. Respiramos con paciencia.
Terminamos la sesión sentados todos en círculo, comentando lo que hemos sentido.
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